Los médicos de Atención Primaria del norte de la provincia mantuvieron el pasado martes, 27 de noviembre, una reunión ante la preocupación por el deterioro progresivo en la calidad de la asistencia que prestan a los pacientes. A continuación pueden leer el MANIFIESTO completo
Desde hace mucho tiempo el colectivo de médicos de Atención Primaria estamos preocupados por el deterioro progresivo en la calidad de la asistencia que prestamos a nuestros pacientes. Es por ello por lo que hemos creído conveniente reunirnos con el objetivo de compartir opiniones, poder tener una visión de conjunto de la situación de nuestra Atención Primaria y presentar ideas de mejora, que nos permitan obtener propuestas contrastadas, enriquecidas por el conjunto, en la búsqueda de posibles soluciones.
Actualmente y de forma progresiva existen recortes en los presupuestos que se destinan a la Atención Primaria. Es especialmente preocupante el escaso número de recursos humanos, que se ha ido agravando de forma alarmante y será más aún en los próximos años por la jubilación de un porcentaje muy importante de este colectivo.
Esto supone que ya de forma habitual el médico que tiene a su cargo la atención de un cupo determinado de pacientes, se vea obligado a prestar asistencia, dentro de ese mismo horario, a pacientes de uno o más compañeros de ese mismo centro o de los pueblos de alrededor, ante ausencias por vacaciones, enfermedades, plazas vacantes, permisos de paternidad- maternidad, matrimonio, formación… En ese mismo horario tiene también que salir a prestar asistencia a múltiples avisos del 112, así como asumir las funciones de los médicos de centros residenciales públicos, que tampoco son sustituidos en sus permisos oficiales o bajas por enfermedad.
Evidentemente esta situación nos obliga a trabajar con un tiempo muy reducido para cada paciente, lo que unido al estrés añadido por esta presión laboral, supone una imposibilidad de hacer una correcta anamnesis, unas exploraciones y unas valoraciones diagnósticas aceleradas (incompatibles con la exhaustividad que debe acompañar todo acto médico), y una prescripción de tratamientos sin el tiempo necesario para el ajuste a la individualidad de la función renal, del balance riesgo-beneficio…
Especialmente afectados, por faltarnos tiempo para sus necesarias revisiones, se ven aquellos pacientes más vulnerables: mayores, con pluripatología crónica, polimedicados e inmovilizados y terminales que requieren atención domiciliaria.
Tampoco podemos dar la docencia adecuada a los médicos residentes de Medicina Familiar y Comunitaria, cuya formación será esencial para la atención sanitaria en un futuro próximo.
Nos preocupan profundamente las consecuencias que esta situación puede tener en la salud de las personas. Creemos que trabajar en estas condiciones y con tanta presión, puede conllevar errores a los que no queremos exponer a nuestros pacientes, y que deben buscarse soluciones de forma urgente.
Consideramos imprescindible que se doten los centros de los profesionales suficientes a lo largo de todo el año, garantizando siempre la plantilla necesaria, para asegurar una asistencia de calidad a nuestros pacientes y sin exponerlos a riesgos.